Las Coincidencias De Lo No-Previsible: Barack Obama y Wall Street [12.05.08]

Publicado en Página 12, Buenos Aires, Diciembre 6, 2008 con el título
BARACK Y EVO, http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/4-37024-2008-12-06.html;

Aunque la elección de Barack Obama el 4 de Noviembre del 2008 era previsible como posibilidad no lo era, y no lo fue como realidad, hasta que el cómputo fue inapelable. La catástrofe de Wall Street tuvo un recorrido inverso: mientras que en círculos cerrados del mundo financiero se preveía lo que podría ocurrir, no se creía que fuera posible. Será que la simulataneidad de la elección de un presidente de descendencia afro-americana para ocupar la casa blanca y la catástrofe de Wall Street es pura coincidencia? O hay otras explicaciones de la mágia temporal en la que transcurren dos procesos paralelos e históricamente antagónicos: el colapso de la modernidad de Wall Street y la presencia irrefutable de la conciencia (des) colonial manifiesta en el voto contundente por Barack Obama?

Hay otra coincidencia para anotar, aunque ya ha sido mencionada: será coincidencia que hace casi tres años, en circunstancias similares, la ciudadanía Boliviana otorgó su voto de confianza a un presidente Aymara? Será coincidencia que en este momento Bolivia, un país de abajo en la escala de riquezas nacionales tenga a un Aymara como presidente y que Estados Unidos, el país de más arriba en la misma escala de riquezas nacionales tenga como presidente a un Afro-Americano?

Guardando las diferencias de escala entre los dos países, la elección de Evo Morales y la elección de Barack Obama produjeron una conmoción semejante a nivel nacional y global. Ambas elecciones ya produjeron una transformación radical en la sociedad civil y en la sociedad política. La sociedad civil conservadora tiene que aceptar, a regañadientes, que “los indios”y “los negros”no necesitan ya que “los blancos”decidan sobre ellos. La sociedad civil progresista y la sociedad política encuentran en ambas presidencias el capital simbólico necesario para avanzar sobre “las fuerzas del mal”que activó al extremo la difunta administración de George W. Bush.

La transformación radical en la sociedad civil y política, nacional y global, es un acontecimiento innegable; ambas presidencias marcan un hito a partir del cual ya no hay regreso: los prejuicios y los conflictos raciales, que no desaparecerán de la noche a la mañana, toman un nuevo cariz. “Negros”e “Indios”(y otras minorías) no necesitan asimilarse al orden político “blanco”(como Condoleeza Rice), sino que han puesto sobre la mesa los puntos de otra agenda—la construcción y transformación de subjetividades liberadas de las restricciones cristiana y seculares de la modernidad eurocentrada. La presencia en la escena pública de subjetividades subordinadas desde largo (por el racismo y el patriarcado) implica transformaciones radicales en el orden del conocimiento generado en y por la sociedad civil y política.

Sin embargo, otra cosa ocurre en la esfera de las políticas estatales y económicas y su mutua interrelación. Aquí es donde la catástrofe de Wall Street (y en Bolivia los latifundistas de la Media Luna), entran en consideración.

La catástrofe de Wall Street cierra el ciclo neo-liberal abierto con el golpe militar contra Salvador Allende, la dictadura de Augusto Pinochet y la presencia de Milton Friedman en la organización de la economía chilena. La elección de Ronald Reagan en USA y de Margaret Tatcher en Inglaterra pusieron el Estado al servicio de la economía: privatización (lo vimos en Argentina con Saúl Menem) y des-regulación. En 1985 Jefrrey Sachs (cuenta el mismo con orgullo en su celebrado libro El fin de la pobreza. Las posibilidades económicas de nuestro tiempo, 2005) estuvo en Bolivia asesorando al ministro de economía del momento, Gonzalo Sánchez de Losada, a encarrilar la economía Boliviana hacia el progreso, el desarrollo y la modernización. Sachs narra también su asesoramiento a la Rusia de Boris Yeltsin. La catástrofe de Wall Street, vista a corto plazo (circa 1975—entre Pinochet y Reagan-Tatcher y 2008), es la enfermedad de la glotonería: la explotación y desechabilidad de poblaciones “de color”y la explotación de los países del “tercer mundo”(hasta 1990) y en vías de desarrollo después de esa fecha. La coincidencia es que Evo Morales fuera elegido en el momento del collapso del experimento neo-liberal Boliviano y que Barack Obama fuera elegido en el momento del collapso del laboratorio donde se diseño el experimento (Wall Street, Departamento del Tesoro, Fondo de Reserva, IMF, World Bank).

La catástrofe de Wall Steet abre, al mismo tiempo, el ciclo del capitalismo polycéntrico y de la “vuelta al estado”cuyo fin y disolución cantaron las narrativas de la globalización en el período de auge neo-liberal (1975-2008). La “vuelta al estado”es un proceso que afecta a Estados Unidos y el corazón de la Unión Europea. Los “paises en vías de desarrollo”siempre necesitaron del estado; salvo en casos donde el estado “en desarrollo”era una institución al servicio de los estados desarrollados, (por ejemplo, Menem y Sánchez de Losada). La “vuelta al estado”tiene sentido en la Unnion Europea y en USA. No para China y Rusia, ni para Brazil, Venezuela, Irán o Bolivia. Para los países fuera del radio de la Unión Europea y de USA, en cambio, el estado fue siempre una necesidad de defensa y respuesta frente a la desregulación y al “achicamiento”de los estados imperiales.

El vuelco producido por Obama en la sociedad civil y política es ya un acontecimiento y un logro. Los pasos próximos seran la necesidad de lidear con los dos pilares heredados de la administración Bush: en el manejo de la autoridad, la invasión de Iraq y sus consecuencias; en el manejo económico, los excesos del ciclo neo-liberal que culminaron en la catástrofe de Wall Street. Sus insinuaciones de invertir 700 billones en la infraestructura económica del país, monto equivalente al invertido para pagar la irresponsabilidad de los banqueros, apuntan a un cambio de dirección significativo en relación a las políticas económicas republicanas. En el Sur, Evo Morales también se enfrenta a las consecuencias de los dos pilares legados por la administración Bush: la conversión de opositores en terroristas, consecuencia de la retórica de la invasión de Iraq; y la resistencia económica y política de los latifundistas de la Media Luna, consequencias del dulce sabor del ciclo económico neo-liberal montado sobre las herencias coloniales en las tierras bajas de Bolivia. Mientras tanto, la policentricidad del orden global actualiza un escenario en el que las decisiones unilaterales ya no tienen ni tendrán lugar.