LA MOVIDA DE JOE BIDEN (02/23) Y LA CUMBRE DE SAMARCANDA (09/22)

febrero 22, 2023

I

El significado de la visita del presidente de EE. UU, Joe Biden, a Polonia, y la sorpresiva

escapada a Kiev, es un acontecimiento de no poca monta. Como todo acontecimiento

de significado global, no se pueden predecir las consecuencias. Solo hay que decir que

las habrá, sin duda.

Se pueden adivinar las intenciones, pero saberlas a ciencia cierta es otra cosa. No me

refiero claro esa a las intenciones personales o individuales de Joe Biden. Ningún

presidente, y menos aún un presidente de U.S. en su rol de liderazgo global desde

1945, decide un día que visitará a Polonia y hará una escapada a Kiev, como se decide

un viaje de fin de semana con la familia. Se trata claro está de un acontecimiento

diseñado por el aparato de estado. Biden es el actor principal del diseño.

Lo que primero que llamó mi atención no fue tanto el acontecimiento mismo, sino de

las imágenes fotográficas que lo documentan y promueven. Ellas muestran un Joe

Biden sonriente y triunfal, seguro de si y en control de una situación compleja que

involucra, en mayor o menor medida y por disVntas razones, el planeta.

Las repercusiones triunfalistas en la prensa europea fueron inmediatas. En EE.UU. es

más diWcil de percibir porque es un solo país, y por lo tanto cuenta con los medios

nacionales, pero no con los medios internacionales como es el caso de los varios

estados nacionales europeos. Sin embargo, los principales periódicos celebraron la

audacia del presidente visitando la zona de guerra.

Recordé, en el albor de la algarabía mediáVca, una frase del académico, politólogo y

congresista, James William Fullbright que se hizo célebre: The arrogance of power (La

arrogancia del poder) porque fue el ^tulo un libro publicado en 1966, recopilando sus

discursos en. torno a la guerra de Vietnam y las incursiones de EE. UU. en América

Central.

El libro de Fullbright motivó al expresidente dominicano Juan Bosch, electo

democráVcamente en 1963 y derrocado autoritariamente al poco Vempo a publicar un

corto ensayo que Vtuló El Pentagonismo (1967). En el argumentó que las relaciones

exteriores de EE.UU. habían pasado, después de la segunda guerra mundial, del

secretario de estado al pentágono.

De más está decir que Fullbright, no era pro-SoviéVco, sino un congresista demócrata

en la Casa de Representantes (House of Representa;ves). Precediendo la acVtud de

Biden renovando la arrogancia del poder, fue la visita anterior a Taiwán a de la Oradora

de la Casa de Representantes, Nancy Pelosi. En esa visita Pelosi desplegó similar acVtud

desafiante, lo cual aceleró las tensiones entre China y EE.UU.

Pero claro esta no se trata solo de las visitas, sino de lo dicho y hecho durante las

visitas. Todos signos ambiguos que apuntan en diferentes direcciones. La visita de

Biden a Kiev disparó flechas en disVntas direcciones. Una a los estados occidentales de

la U.E. ¿Para urgir el apoyo de estos a Kiev? ¿Para rebajar la importancia del núcleo

duro de la U.E. y acentuar su dependencia de EE. UU.? ¿Para afirmarse, ahora si como

candidato presidenciable en las elecciones del 2024?

Pero quizás el acostamiento más notorio que apunta a la vez hacia Rusia, hacia el

núcleo duro de la U.E. y a su potencial candidatura al segundo periodo presidencial, es

su reunión con los países bálVcos (Estonia, Lituania y Letonia) y los países

pertenecientes a la ex Unión SoviéVca (Bulgaria, República Checa, Estonia, Polonia,

Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia).

Y aún más connotaciones brotan de la visita. En su discurso en Polonia, al regresar de

Kiev, Joe Biden afirmo sin pelos en la lengua “Ucrania jamás será una victoria para

Rusia. Jamás” (hops://www.defense.gov/News/News-

Stories/ArVcle/ArVcle/3304356/biden-ukraine-will-never-be-a-victory-for-russianever/).

Tal afirmación fue hecha un par de días después de que el máximo

diplomáVco de China y ministro de Relaciones Exteriores asegurara en Múnich.

Wang Yi afirmó que China prepara un documento para avanzar acuerdo entre las

partes que de por concluido el proceso que comenzó el 22 de febrero con el comenzó

de la operación especial rusa en Ucrania. Un avance a la vez que enmarque del

documento anunciado, fue ya presentado y discuVdo en China frente a más de cien

representantes diplomáVcos de estados asiáticos y africanos, principalmente. Se trata

de The Global Security Ini;a;ve Concept Paper (Documento Conceptual para la

IniciaVva de la Seguridad Global),

hops://www.globalVmes.cn/page/202302/1285970.shtml.

El discurso de Biden no dejo lugar a dudas que la posición de EE.UU. no es lograr un

acuerdo de paz. Por su parte, unas horas antes, Putin en su discurso afirmo sin pelos en

la lengua que “Rusia no puede ser derrotada en el campo de batalla”

(hops://tass.com/russian-president-vladimir-puVns-address-to-the-federalassembly/

1579329). Observadores de Europa dicen lo mismo, que PuVn no Vene

intención de lograr un acuerdo, aunque ha dicho varias veces que Rusia está dispuesta

al dialogo.

El discurso de Joe Biden en Varsovia fue pronunciado poco Vempo después de que el

presidente ruso, Vladimir PuVn, pronunciara el suyo en Moscú. Además de elaborar

sobre la economía rusa a pesar y evadiendo las sanciones por medio de nuevas

alianzas tejidas con Asia Central, Asia del Oeste (e.g., el Oriente Medio) y África,

anuncio, también sin pelos en la lengua, que Rusia suspende (no se reVra sino

suspende, insistió), del tratado de no-proliferación nuclear firmado en el 2010 por el

expresidente ruso, Dmitry Medvedv y el expresidente estadounidense, Barack Obama.

Como si todo esto fuera poco, en las horas de la tarde, en el Este asiáVco, se informó

que Xi Jinping, secretario general del Comité Central del ParVdo Comunista de China y

presidente de la República Popular China, visitará Moscú pronto. Cuáles son los

moVvos de la visita no lo sabemos, pero sin duda está relacionado con los

acontecimientos en curso y con la posición de China frente a EE. UU. y la política

exterior China de soluciones y acuerdos diplomáVcos que eviten confrontaciones

bélicas y atenten contra la seguridad del orden global.

Asimismo, la visita de Xi Jinping a Moscú está enmarcada sin duda por las repeVdas

declaraciones del secretario de estado, de EE. UU, Antony Blinken. Según sus opiniones

asegura que China está dispuesta a prestar apoyo militar a Rusia. Mientras que Biden

aseguro de que, si esto ocurre, ¡el acontecimiento tendrá “serias consecuencias!” (real

consecuencias). Con lo cual uno se pregunta: ¿si EE.UU. y la U.E. no han dejado de

enviar apoyo militar a Kiev, por que China no tendría derecho a hacer lo mismo con

respecto a Rusia? (hops://www.globalVmes.cn/page/202302/1285962.shtml). La

arrogancia del poder asoma otra vez como una respuesta plausible. ¿Cuáles son las

moVvaciones? Mantener los privilegios del orden global unipolar en manos del

Atlánico Norte.

II

La cumbre de Samarcanda no recibió, si recibió alguna, atención en la prensa

occidental. No recuerdo que Pagina 12, haya publicado noVcia o comentario. Sin

embargo, esta Cumbre Vene un peso simbólico y material tan pesado (valga la

redundancia) como el viaje de Joe Biden a Varsovia y Kiev. Son dos momentos claves en

la punta entre la continuidad del orden global unilateral la y explosión (ya no transición

hacia algún post–) que provoca la apertura hacia un orden multilateral. No sé, ni digo,

que uno será mejor que el otro. Estoy analizando donde estamos parados.

¿Qué ocurrió en la Cumbre de Samarcanda (Uzbekistán) en SeVembre del 2022? ¿Y

qué relevancia puede tener en el conflicto de Ucrania? Por un lado, China y Rusia

afirman sus áreas de operaciones y las relaciones, inquebrantables como aseguran

desde China, con entre ambos países. Es fácil de comprender cuando ambos países

están siendo sancionados, amenazados y acosados por EE.UU. Por otro lado, Ucrania

ofrecería, de ser controlada por la OTAN, una puerta de paso al Asia Central. Ni que

hablar de los “recursos naturales” de esta inmensa región del planeta, además de están

flanqueada por China al sur, Rusia al noroeste e Irán en el este.

La Cumbre de Samarcanda fue liderada por la Organización y Cooperación de Shanghái

(OCS). Una organización políVca, económica, de seguridad internacional e

intercambios culturales. Es la asociación regional más extensa del planeta en términos

de territorios y población. La movida en el tablero global comenzó hace Vempo (2014)

después del fiasco de EE.UU. de lograr un cambio de régimen en Siria, que también

ofrece una puerta al Asia Central. No fue posible lograr el cambio de régimen porque

Rusia contribuyó sosteniendo al presidente de Siria, Bashar al-Asad.

El siguiente paso fue Ucrania, 2014, donde si se logró el cambio de régimen, sostenido

hasta ese momento Viktor Yanukóvich, aliado de Rusia. El actual presidente Joe Biden,

vicepresidente en ese entonces, tuvo un rol fundamental liderando el apoyo de EE.UU.

a la desVtución de Yanukóvich. Mucho se ha hablado y todavía se habla de las

repercusiones laterales de tales acontecimientos

(hops://www.france24.com/es/20190925-hunter-biden-y-ucrania-la-verdaderahistoria-

0)

Asia Central es una región clave, como lo fue (y todavía lo es, Asia del Oeste (el Oriente

Medio en otra perspecVva). Cinco estados de esa región (Kazakhstan, Kyrgyzstan,

Tajikistan, Turkmenistan and Uzbekistan) son excolonias soviéticas. Aunque

naturalmente hay huellas diWciles de borrar entre estados imperiales y excolonias, los

beneficios mutuos pueden sobreponerse a los recelos. Los estados de Asia Central se

encuentran en un ámbito disVnto al de las excolonias soviéVcas en este europeo. Los

recelos de las excolonias hacia los estados imperiales, es una constante que vale para

Europa y EE.UU. La cuestión es la asociación entre excolonias en la cual asociación el

anVguo estado imperial sea también un miembro.

Sin embargo, los intereses y beneficios pueden sobreponerse a los recelos. El

presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, que presidió la reunión de la OCS

destacó la importancia de la unidad del Asia Central (hops://asiaVmes.com/2022/09/an-uzbek-vision-for-a-united-eurasia/ ). La importancia simbólica y material de Samarcanda, capital de Uzbekistán, no es de pasar por alto: la capital, fue desde los siglos XIV y XV un gran mercado y de pun nudo de pasaje a otros centros de la ruta.

Y nos encontramos aquí con otro nudo fundamental en las pugnas por mantener el

orden unilateral y contener el avance de la marcha hacia la multipolaridad. Desde hace

un Vempo, Junio del 2022, el grupo de los G7 anunciaron invenciones mulVmillonarias

para contrarrestar el proyecto de la Ruta y Franja de la Seda

(hops://www.rfi.fr/es/economia/20220627-el-plan-del-g7-para-contrarrestar-la-rutade-

la-seda-china-600-000-millones-de-d%C3%B3lares). De modo que en hay mucho

más de lo que aparece a primera vista en la movida de de Joe Biden y en la Cumbre de

Samarcanda.

La Cumbre de Samarcanda, en sepVembre del 2002, ocurrió un par de meses después

de la Cumbre de los BRICS en Beijing, en junio del 2022. En esta Cumbre se anunció la

ampliación de los BRICS y la posible inclusión de Arabia Saudia, Egipto y Turquia, lo cual

será seguramente aprobado en la próxima Cumbre a realizarse an Africa del Sur en

agosto del 2023. Mientras tanto, Irán fue incorporado a la OCS.

Lo que está en juego en la movida de Joe Biden y la Cumbre de Samarcanda, es nada

más y nada menos que la conVnuidad de la orden global unipolar montada a lo largo

de los úlVmos 500 años y liderado por EE. UU. desde el fin de la segunda fuera mundial

o la explosión de las relaciones interestatales/nacionales hacia el orden multipolar. Lo

que está en juego no son solo cuesVones políticas, económicas y militares, sino todo el

ámbito ocupado también durante 500 años por la aceptación de un, uno solo, orden

gnoseológico universal. La explosión multipolar tendría como consecuencia la

explosión policéntrica del conocer, del sentir, del creer, del vivir.