La mercantilización de la vida

07.24.2008

Publicado en Página12, Buenos Aires, Junio 17, 2008

La cumbre sobre la crisis alimentaria realizada en Roma en la primera semana de Junio fue, a juzgar por los comentarios internacionales y por las expectativas del sentido común, una cumbre más. El único discurso que “desentonó”fue aquel que confrontó el problema cara a cara: Robert Mugabe, de Zimbawe. Sin embargo, la prensa occidental criticó el mero hecho de que Mugabe fuera invitado a la cumbre y también destacó su hipocresía: la crítica de Mugabe a los diseños imperiales como causantes de la crisis alimentarias, fue balanceada por la prensa señalando que el mismo es una de las principales causas de las ambrunas en Zimbawe.

Ahora bien, la hipocresía no es un privilegio de líderes Negros, del ex-tercer mundo, que arriesgaron su vida a desterrar el colonialismo y tratan de mantener esas conquistas a toda costa. A una semana de la invasión de Georgia a Osetia, que desecadenó la invasión de Rusia a Georgia, vemos y leemos, en los mayores periódicos y en la televisión, que el presidente Bush urge a Rusia retirar las tropas de Georgia. Al mismo tiempo, las radios independientes en Estados Unidos, pero también periódicos internacionles, y en el “blogeo”, circula más y más información sobre las tropas que Estados Unidos envió y el apoyo que prometió al presidente de Georgia, ya en el 2007. No es “democrático” en verdad destapar la hipocresía en un rincón del mundo y ocultarla en el otro (este párrafo fue agregado el 8/15/2008).

En el medio de las mutuas acusaciones aparece el problema en toda su claridad. No se trata, por cierto, de tomar partido por la posición de Mugabe o por la crítica de los estados y la prensa conservadora de Europa y de Estados Unidos, sino de embarcarnos en una doble crítica (“Zimbabwe: Get Rid of the Cynical Agenda”, The Herald, June 10, 2008). La prensa más abierta y liberal no dejó de señalar que “la retórica nunca podrá alimentar un mundo ambriento”(John Kay, “Rhetoric will never feed the humgry world”, Financial Times, June 11, 2008). Hay en verdad una lógica en marcha en este caso que se tiene su paralelo en otros semejantes: por ejemplo el enfrentamiento de Mohammed Ahmadinejad con Estados Unidos y los paises centrales de la Unión Europea; y los enfrentamientos entre Chávez y los Estados Unidos. Se trata de líderes indeseables para avanzar los proyectos de desarrollo democrático en todo el planeta.

Hank Paulson, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, afirmó que la crisis alimentarias no se debe a causas naturales sino que es man-made. Puesto que la crisis es consecuencia de acciones humanas es posible y necesario resolver el problema. Propuso dos caminos, uno de corto y otro de largo alcance. El primero es la asistencia immediata por parte de los estados-nacionales prósperos para paliar el hambre en las regiones y poblaciones que viven en estas condiciones. El segundo camino es el desarollo de la agricultura, particularmente en Africa.

Paulson y Mugabe ilustran las dos posiciones extremas. El discurso de Mugabe fue desacreditado por su propia historia personal de abusos en Zimbabue. El discurso de Paulson, y el de Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial, fueron aceptados como visions sensibles para futuros globales.

Sin duda que la conducta de Mugabe en Zimbaue deja mucho que desear. Sin embargo, su discurso es un espejo en el que se mira el discurso de Paulson. El discurso de Paulson responde a la retórica de salvación, ahora por el desarrollo económico, que los dirigentes de Estados Unidos y del Banco Mundial han puesto en escena desde la década del 50. Antes lo fue por la conversón de almas al cristianismo, o a la salvación de las personas transformadas a los principios civilizatorios de la Europa secular.

Detrás de la imagen salvacionista de los discursos de Zoellick y Paulson, se agazapa el proyecto mortal de la mercantilización de la vida, una de las últimas fronteras de avance de la economía capitalista, ahora en su etapa neo-liberal. Nadie puede prescindir de alimentos y agua (seres vivientes como la especie animal y la especie humana). La producción de alimentos en Africa tiene varias ventajas para los proyectos económicos imperiales. Mano de obra barata a la vez que la mano de obra es también consumidora de la mercancía llamada alimento. Doble ganancia económica con posibilidades de ganancias políticas. Por un lado, el liderazgo de Estados Unidos, la Unión Europea y el Banco Mundial, permitirá confronter la seria competencia de China, cuyas inversions en Africa fueron notables en la ultima década, y continúan siendolo. Simultáneamente, un proyecto democrático de mercantilización de la alimentación y de la explotación del trabajo de millones de consumidores de los alimentos que producen, tiene dos ganancias políticas adicionales. Una, la de eliminar lideres rebeldes y problemáticos como Robert Mugabe.

La otra, es ignorar las propuestas descoloniales de organizaciones como por ejemplo las propuestas por La Via Campesina. O aquellas defendidas por organizaciones como Soberanía Alimentaria. Así, mientras que los discursos de Paulson y Zoellick son maquetas de reproducción de la colonialidad (e.g., lógica de explotación del trabajo y apropiación de discursos naturales) el de Mugabe de ser tan cínico como el cinismo que él denuncia en los discursos del Banco Mundial. Sin embargo, dado el liderazgo de los primeros, liderazgo global que Mugabe no tiene, la retórica de modernización y desarrollo, para justificar proyectos económicos de grandes beneficios (en la cumbre de Roma Monsanto, Syngenta y DuPoint, las principales compañias que controlan semillas y fertilizantes), ingnoran y ocultan proyectos descoloniales de democratización alimentaria. Tales proyectos (La Via Campesina y Soberanía Alimentaria, entre otros) proponen soluciones a la crisis alimentarias y no la comercialización de la vida mediante la mercantilización de alimentos.